Historia
Hasta hace unas décadas la tecnología de impresión tridimensional parecía algo únicamente posible en las películas de ciencia-ficción. La impresión 3D se ha desarrollado en distintas direcciones, ofreciendo cada vez más posibilidades.
Los primeros dispositivos de impresión con esta tecnología se crearon en la década de 1990. Las impresiones resultantes no eran perfectas, aunque gracias a la constante introducción de mejoras, su calidad fue aumentando progresivamente. 1999 supuso un gran avance en la impresión 3D, dentro del campo de la Medicina: en EE.UU. se realizó con éxito el primer trasplante de órganos, cuyo esqueleto, creado con una impresora, se cubrió posteriormente con las propias células del paciente. Un año más tarde, los científicos lograron imprimir un riñón real y funcional, que fue implantado en una rata.